La Granja de San Ildefonso, un municipio con un inigualable legado histórico

La Granja de San Ildefonso, un municipio con un inigualable legado histórico

Durante la Edad Media, esta zona de la sierra fue lugar de caza para los reyes castellanos. Uno de ellos, Enrique IV, construyó una ermita y se la dedicó a San Ildefonso. Más tarde, los Reyes Católicos donaron dicha ermita a los monjes del Monasterio del Parral de Segovia, quienes construyeron una granja alrededor; de ahí el nombre de La Granja de San Ildefonso. Fue dos siglos después cuando Felipe V, nieto de Luis XIV, compró la granja a los monjes y comenzó en 1721 la construcción del palacio, que ha sido la principal causa y motor del crecimiento de este pueblo. Hoy en día, es una de las mejores muestras del esplendor monárquico del siglo XVIII.

El Palacio Real, un símbolo para La Granja de San Ildefonso
Este palacio es una de las residencias de la familia real española y está gestionado por Patrimonio Nacional, por lo que tanto sus preciosos jardines como el propio edificio están abiertos al público, sin embargo, de su interior solo pueden visitarse las antiguas dependencias reales. En la planta principal se encuentran las que fueron las habitaciones de los monarcas; la planta alta, en cambio, alberga las estancias más suntuosas, como la Sala de Hércules o la Sala de Mármoles. También es posible adentrarse en la Capilla Real, así como en el Museo de los Tapices, que alberga la colección de tapices de la Corona de España, una de las más importantes del mundo. El estilo, de todo este bello conjunto arquitectónico, es Barroco español con toques franceses e italianos; en él, el arte y el lujo están presentes en cada detalle.

Pero si por algo es famoso el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, es por sus espectaculares jardines. Se trata del ejemplo más representativo en España de los jardines de estilo francés que se diseñaron en Europa a finales del siglo XVIII. Acoge monumentales fuentes, veintiséis para ser exactos, realizadas en plomo y pintadas como si fueran de bronce y mármol, todas decoradas con escenas y personajes mitológicos. De sus ciento cuarenta y seis hectáreas, la mitad es bosque, pero también hay un laberinto, una gruta, puentes, una pequeña construcción llamada la Casa de las Flores y, por supuesto, la ermita de San Ildefonso, que fue el origen del palacio y de este pintoresco municipio. La belleza de estos jardines y del emblemático palacio era y es noticia en todo el mundo, pues como escribió Benito Pérez Galdós: «¿Quién no ha oído hablar de sus maravillosos jardines, de sus risueños paisajes, de la sorprendente arquitectura líquida de sus fuentes, de sus laberintos y vergeles?».

La Real Fábrica de Cristales de La Granja de San Ildefonso
Museo de La Real Fábrica de Cristales
Construida en el primer tercio del siglo XVIII como manufactura real, se erigió La Real Fábrica de Cristales de la Granja para que no le faltaran vidrieras, lámparas o cristalería de lujo al palacio, a la vez que se impulsaba la industria local.

El edificio actual, de estilo Neoclásico y considerado Bien de Interés con categoría de Monumento Histórico-Artístico, tiene aproximadamente veinticinco mil metros cuadrados de extensión y se construyó a finales del siglo XVIII tras el incendio del anterior. En la actualidad, La Real Fábrica de Cristales de La Granja comprende no solo los hornos de producción —que siguen siendo artesanales—, sino también una escuela de artes plásticas y un importante museo con una exposición permanente sobre la fabricación del vidrio, con maquinaria y piezas antiguas y, desde luego, diferentes colecciones del famoso cristal de La Granja. Visitar este lugar permite, además, conocer las técnicas de fabricación del vidrio de hace dos siglos, ya que se puede presenciar los procesos de soplado y moldeado durante la producción del vidrio, en el que emplean las mismas técnicas que en su época dorada.

Otros lugares de interés
Más allá del emblemático palacio y la histórica fábrica, La Granja de San Ildefonso ofrece lugares con un encanto muy especial, como el barrio de la Melancolía, la Plaza de los Dolores, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario…, sin olvidar las dos puertas que dan entrada al centro histórico: la Puerta de la Reina y la Puerta de Segovia, ambas centenarias y repletas de historia y significado, como todo lo que conforma el bello municipio de La Granja de San Ildefonso.

Agradecimientos a Fundación Siglo para el Turismo y Las Artes de Castilla y León y al Área de Turismo de la Diputación de Segovia.

 

Fuente: Artículo de Maica Rivera. La Razón