¿Quién dice que los castellanos somos áridos como la tierra que nos vio nacer? ¿Quién considera que un pucelano de pura cepa no puede ser más gracioso que un ser nacido en el sur? ¿Quién es capaz de asegurar que en la capital de los campos calmados de Machado no suceden cosas tan ordinarias a las que alguien podría ser capaz de sacar punta hasta convertirlas en extraordinarias? Quien así lo diga, quien así lo considere y quien así lo asegure es que no conoce a Quique Matilla. El mismo Enrique de Quique en el País de los Vascos. El mismo al que puedes encontrar entre Los del sótano.Teatros, salas de cultura, bares, cafés, discotecas y terrazas de toda España llevan viéndolo subir a su escenario desde hace exactamente veinte años; dos décadas en las que ha hecho reír a grandes y pequeños contando que las formas de ligar han cambiado, que es mejor ser animal, cómo es vivir en un pueblo pequeño, cómo son los veranos en la piscina pública, cómo ser padre es muy difícil y te hace ser menos egoísta o cómo puede ser la mejor despedida de soltero.
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